El consenso entre líderes empresariales sobre la necesidad de abandonar los combustibles fósiles nunca había sido tan contundente. De acuerdo con el informe Impulsando la energía: Perspectivas empresariales sobre la transición a la electricidad renovable, el 97 % de los ejecutivos de 15 mercados globales pide acelerar esta transformación energética. Se trata de una señal clara para los gobiernos y una exigencia urgente desde el sector privado.
El respaldo a esta transición va más allá de los compromisos simbólicos. El 78 % de los encuestados apoya una transformación total hacia la electricidad renovable en los próximos diez años. Esta postura empresarial refleja no solo una preocupación ambiental, sino una apuesta estratégica por la seguridad energética, la eficiencia operativa y la competitividad a largo plazo.
Una transición necesaria y urgente
Cada vez más empresas entienden que abandonar los combustibles fósiles no es solo una medida ética, sino una acción estratégica. El 90 % de los líderes empresariales considera el acceso a energías renovables como un factor clave para decidir dónde invertir. La transición energética es vista como una herramienta para protegerse frente a la volatilidad del mercado energético.
“La transición a las energías renovables es una estrategia empresarial sólida que reduce la dependencia de los precios volátiles de los combustibles fósiles”, explicó un director ejecutivo con sede en el Reino Unido. Esta visión está presente en las decisiones de más del 70 % de las empresas, que planean eliminar los combustibles fósiles de su matriz eléctrica en menos de una década.
Además, el 93 % de las organizaciones ya está considerando instalar energías renovables in situ. Para muchas, esto representa independencia energética y ahorro a mediano plazo. “Al generar nuestra propia energía limpia, podemos reducir significativamente nuestra dependencia de la red eléctrica tradicional”, apuntó un ejecutivo alemán.

Abandonar los combustibles fósiles: factor clave para la inversión
La viabilidad del negocio ya está ligada al acceso a energías limpias. Casi la mitad de las empresas (49 %) considera reubicar sus cadenas de suministro si no se garantiza un suministro renovable suficiente. El 52 % también evalúa trasladar sus operaciones principales ante la falta de condiciones energéticas sostenibles.
Esta tendencia señala un realineamiento global de operaciones. Las compañías buscan territorios con marcos regulatorios claros, políticas de fomento a las energías limpias y acceso garantizado a fuentes renovables. El riesgo de inacción gubernamental comienza a tener un costo: el 48 % teme que la inestabilidad energética afecte sus costos, y el 34 % teme por su competitividad.
En este escenario, abandonar los combustibles fósiles se ha convertido en un componente crítico de las estrategias de mitigación de riesgos. Las decisiones de inversión se vinculan directamente a la capacidad de generar energía renovable, lo que coloca presión sobre los responsables de formular políticas públicas.

Visión empresarial: rentabilidad y sostenibilidad
La transición energética ya no es percibida como un gasto, sino como una inversión con retorno claro. El 75 % de los ejecutivos señala que la electricidad renovable mejora la seguridad energética de sus operaciones, mientras que el 50 % menciona la reducción de costos y el 42 %, un incremento de las ganancias.
Este cambio de enfoque representa una evolución en la lógica empresarial. Abandonar los combustibles fósiles permite a las empresas operar con mayor previsibilidad, reducir su exposición a crisis geopolíticas y cumplir con estándares de sostenibilidad exigidos por los consumidores y los mercados financieros.
Para los líderes en sostenibilidad, este es también un asunto reputacional. Incorporar energías limpias y abandonar los combustibles fósiles envía una señal de compromiso real. Y en un entorno donde la transparencia es clave, esto puede traducirse en ventajas competitivas duraderas.
Los gobiernos, ante un punto de inflexión
Aunque el sector empresarial está dando pasos firmes, la expectativa es que los gobiernos acompañen esta transformación. El 78 % de los ejecutivos considera que sus países deben completar la transición hacia la electricidad renovable para 2035 o antes. No es solo un deseo: es una exigencia concreta al poder político.

María Mendiluce, directora ejecutiva de la Coalición We Mean Business, lo expresó con claridad: “El futuro pertenece a las energías renovables y los gobiernos deben actuar en consecuencia.” La declaración resume el sentir de una comunidad empresarial que ya no espera permisos, pero que sí valora marcos regulatorios estables.
El llamado es claro: impulsar políticas que faciliten la inversión en renovables, eliminar subsidios a los combustibles fósiles y ofrecer incentivos reales para acelerar esta transición. El sector privado ya puso manos a la obra; ahora le corresponde al sector público consolidar el cambio.
Un cambio que no puede esperar
La decisión de abandonar los combustibles fósiles ha dejado de ser opcional para las empresas globales. Con una mayoría empresarial alineada en favor de las energías renovables, el desafío ahora es garantizar que la infraestructura y la regulación estén a la altura del momento histórico que vivimos.
Para quienes trabajan en responsabilidad social, sostenibilidad y gobernanza, esta es una oportunidad crítica. Las organizaciones que lideren esta transformación no solo mitigarán riesgos, sino que definirán el estándar del nuevo capitalismo: uno en el que la rentabilidad camina de la mano con el respeto por el planeta.
Fuente: https://www.expoknews.com
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